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Surrealismo furtivo de Remedios Varo
Antes de llegar a Remedios Varo conviene detenerse en la frase con la que el poeta Octavio Paz fijó el enigma de su pintura: “Esta mujer pinta lentamente rápidas apariciones”. Es exactamente así: un vértigo hecho de demoras, un laberinto, un ajuar de sorpresas porque ella misma pintó sorprendida. Remedios Varo es un secreto guardado por las horas. Una artista que tiene esa mística del asombro donde todo es posible, donde todo sucede sin más protocolo que dejarse arrastrar por un hallazgo. Nada en su trabajo es previsible. Nada responde a una lógica precisa.
Nada se ajusta a norma. Y qué olvidada queda. Y qué fuera del canon. Y qué traspapelada su figura.
Tiene algo de enigma mexicano, de mujer hecha de sombra y nubes bajas. Pero nació en Àngels (Girona), en 1908, estudió en la escuela de Bellas Artes de Madrid, vivió a pleno rendimiento la bohemia de Barcelona y cuando la Guerra Civil echó a rodar, se instaló en el bando republicano por vocación y por destino. En medio de la balacera dio cobertura a los antifascistas y en una de esas reuniones clandestinas con un fondo de sacos terreros conoció al poeta francés Benjamin Péret, con el que puso rumbo a Portbou para cruzar a Francia en un delirio de amor que se filtraba por los pliegues de su pintura.
Disponible en: <https://www.elmundo.es>.
Juzga lo ítem según el texto y la gramática normativa.
“Más” lleva tilde porque es una conjunción adversativa.
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Surrealismo furtivo de Remedios Varo
Antes de llegar a Remedios Varo conviene detenerse en la frase con la que el poeta Octavio Paz fijó el enigma de su pintura: “Esta mujer pinta lentamente rápidas apariciones”. Es exactamente así: un vértigo hecho de demoras, un laberinto, un ajuar de sorpresas porque ella misma pintó sorprendida. Remedios Varo es un secreto guardado por las horas. Una artista que tiene esa mística del asombro donde todo es posible, donde todo sucede sin más protocolo que dejarse arrastrar por un hallazgo. Nada en su trabajo es previsible. Nada responde a una lógica precisa.
Nada se ajusta a norma. Y qué olvidada queda. Y qué fuera del canon. Y qué traspapelada su figura.
Tiene algo de enigma mexicano, de mujer hecha de sombra y nubes bajas. Pero nació en Àngels (Girona), en 1908, estudió en la escuela de Bellas Artes de Madrid, vivió a pleno rendimiento la bohemia de Barcelona y cuando la Guerra Civil echó a rodar, se instaló en el bando republicano por vocación y por destino. En medio de la balacera dio cobertura a los antifascistas y en una de esas reuniones clandestinas con un fondo de sacos terreros conoció al poeta francés Benjamin Péret, con el que puso rumbo a Portbou para cruzar a Francia en un delirio de amor que se filtraba por los pliegues de su pintura.
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Juzga lo ítem según el texto y la gramática normativa.
La separación silábica de “hallazgo” es hal-laz-go.
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Surrealismo furtivo de Remedios Varo
Antes de llegar a Remedios Varo conviene detenerse en la frase con la que el poeta Octavio Paz fijó el enigma de su pintura: “Esta mujer pinta lentamente rápidas apariciones”. Es exactamente así: un vértigo hecho de demoras, un laberinto, un ajuar de sorpresas porque ella misma pintó sorprendida. Remedios Varo es un secreto guardado por las horas. Una artista que tiene esa mística del asombro donde todo es posible, donde todo sucede sin más protocolo que dejarse arrastrar por un hallazgo. Nada en su trabajo es previsible. Nada responde a una lógica precisa.
Nada se ajusta a norma. Y qué olvidada queda. Y qué fuera del canon. Y qué traspapelada su figura.
Tiene algo de enigma mexicano, de mujer hecha de sombra y nubes bajas. Pero nació en Àngels (Girona), en 1908, estudió en la escuela de Bellas Artes de Madrid, vivió a pleno rendimiento la bohemia de Barcelona y cuando la Guerra Civil echó a rodar, se instaló en el bando republicano por vocación y por destino. En medio de la balacera dio cobertura a los antifascistas y en una de esas reuniones clandestinas con un fondo de sacos terreros conoció al poeta francés Benjamin Péret, con el que puso rumbo a Portbou para cruzar a Francia en un delirio de amor que se filtraba por los pliegues de su pintura.
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Juzga lo ítem según el texto y la gramática normativa.
“Vértigo” es una palabra esdrújula.
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Surrealismo furtivo de Remedios Varo
Antes de llegar a Remedios Varo conviene detenerse en la frase con la que el poeta Octavio Paz fijó el enigma de su pintura: “Esta mujer pinta lentamente rápidas apariciones”. Es exactamente así: un vértigo hecho de demoras, un laberinto, un ajuar de sorpresas porque ella misma pintó sorprendida. Remedios Varo es un secreto guardado por las horas. Una artista que tiene esa mística del asombro donde todo es posible, donde todo sucede sin más protocolo que dejarse arrastrar por un hallazgo. Nada en su trabajo es previsible. Nada responde a una lógica precisa.
Nada se ajusta a norma. Y qué olvidada queda. Y qué fuera del canon. Y qué traspapelada su figura.
Tiene algo de enigma mexicano, de mujer hecha de sombra y nubes bajas. Pero nació en Àngels (Girona), en 1908, estudió en la escuela de Bellas Artes de Madrid, vivió a pleno rendimiento la bohemia de Barcelona y cuando la Guerra Civil echó a rodar, se instaló en el bando republicano por vocación y por destino. En medio de la balacera dio cobertura a los antifascistas y en una de esas reuniones clandestinas con un fondo de sacos terreros conoció al poeta francés Benjamin Péret, con el que puso rumbo a Portbou para cruzar a Francia en un delirio de amor que se filtraba por los pliegues de su pintura.
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Juzga lo ítem según el texto y la gramática normativa.
La palabra “vocación” lleva tilde porque es aguda terminada en “n”.
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Surrealismo furtivo de Remedios Varo
Antes de llegar a Remedios Varo conviene detenerse en la frase con la que el poeta Octavio Paz fijó el enigma de su pintura: “Esta mujer pinta lentamente rápidas apariciones”. Es exactamente así: un vértigo hecho de demoras, un laberinto, un ajuar de sorpresas porque ella misma pintó sorprendida. Remedios Varo es un secreto guardado por las horas. Una artista que tiene esa mística del asombro donde todo es posible, donde todo sucede sin más protocolo que dejarse arrastrar por un hallazgo. Nada en su trabajo es previsible. Nada responde a una lógica precisa.
Nada se ajusta a norma. Y qué olvidada queda. Y qué fuera del canon. Y qué traspapelada su figura.
Tiene algo de enigma mexicano, de mujer hecha de sombra y nubes bajas. Pero nació en Àngels (Girona), en 1908, estudió en la escuela de Bellas Artes de Madrid, vivió a pleno rendimiento la bohemia de Barcelona y cuando la Guerra Civil echó a rodar, se instaló en el bando republicano por vocación y por destino. En medio de la balacera dio cobertura a los antifascistas y en una de esas reuniones clandestinas con un fondo de sacos terreros conoció al poeta francés Benjamin Péret, con el que puso rumbo a Portbou para cruzar a Francia en un delirio de amor que se filtraba por los pliegues de su pintura.
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Juzga lo ítem según el texto y la gramática normativa.
La artista conoció a un amor durante la Guerra Civil.
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Surrealismo furtivo de Remedios Varo
Antes de llegar a Remedios Varo conviene detenerse en la frase con la que el poeta Octavio Paz fijó el enigma de su pintura: “Esta mujer pinta lentamente rápidas apariciones”. Es exactamente así: un vértigo hecho de demoras, un laberinto, un ajuar de sorpresas porque ella misma pintó sorprendida. Remedios Varo es un secreto guardado por las horas. Una artista que tiene esa mística del asombro donde todo es posible, donde todo sucede sin más protocolo que dejarse arrastrar por un hallazgo. Nada en su trabajo es previsible. Nada responde a una lógica precisa.
Nada se ajusta a norma. Y qué olvidada queda. Y qué fuera del canon. Y qué traspapelada su figura.
Tiene algo de enigma mexicano, de mujer hecha de sombra y nubes bajas. Pero nació en Àngels (Girona), en 1908, estudió en la escuela de Bellas Artes de Madrid, vivió a pleno rendimiento la bohemia de Barcelona y cuando la Guerra Civil echó a rodar, se instaló en el bando republicano por vocación y por destino. En medio de la balacera dio cobertura a los antifascistas y en una de esas reuniones clandestinas con un fondo de sacos terreros conoció al poeta francés Benjamin Péret, con el que puso rumbo a Portbou para cruzar a Francia en un delirio de amor que se filtraba por los pliegues de su pintura.
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Juzga lo ítem según el texto y la gramática normativa.
Remedios Varo es una artista muy conocida y reconocida.
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Diciembre 29
El camino es el destino
Había sido copiosa la bebedera, diciendo adiós al año que pronto se iría, y andaba yo perdido en las calles de Cádiz.
Pregunté por dónde se iba al mercado. Un viejo desprendió su espalda de la pared y muy desganadamente me respondió, señalando nada:
—Tú haz lo que la calle te diga.
La calle me dijo, y yo llegué.
Algunos miles de años antes, Noé había navegado sin brújula, ni velas, ni timón.
El arca se dejó ir, por donde el viento le dijo, y se salvó del diluvio.
Eduardo Galeano. Los Hijos de los Días. México: Siglo XXI Editores, 2012.
Juzga ítem según el texto y la gramática normativa.
“y” en “y andaba yo perdido” es una conjunción copulativa.
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Diciembre 29
El camino es el destino
Había sido copiosa la bebedera, diciendo adiós al año que pronto se iría, y andaba yo perdido en las calles de Cádiz.
Pregunté por dónde se iba al mercado. Un viejo desprendió su espalda de la pared y muy desganadamente me respondió, señalando nada:
—Tú haz lo que la calle te diga.
La calle me dijo, y yo llegué.
Algunos miles de años antes, Noé había navegado sin brújula, ni velas, ni timón.
El arca se dejó ir, por donde el viento le dijo, y se salvó del diluvio.
Eduardo Galeano. Los Hijos de los Días. México: Siglo XXI Editores, 2012.
Juzga ítem según el texto y la gramática normativa.
El silabeo correcto de “calle” sería ca-lle.
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Diciembre 29
El camino es el destino
Había sido copiosa la bebedera, diciendo adiós al año que pronto se iría, y andaba yo perdido en las calles de Cádiz.
Pregunté por dónde se iba al mercado. Un viejo desprendió su espalda de la pared y muy desganadamente me respondió, señalando nada:
—Tú haz lo que la calle te diga.
La calle me dijo, y yo llegué.
Algunos miles de años antes, Noé había navegado sin brújula, ni velas, ni timón.
El arca se dejó ir, por donde el viento le dijo, y se salvó del diluvio.
Eduardo Galeano. Los Hijos de los Días. México: Siglo XXI Editores, 2012.
Juzga ítem según el texto y la gramática normativa.
En la palabra “adiós” hay un hiato.
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Diciembre 29
El camino es el destino
Había sido copiosa la bebedera, diciendo adiós al año que pronto se iría, y andaba yo perdido en las calles de Cádiz.
Pregunté por dónde se iba al mercado. Un viejo desprendió su espalda de la pared y muy desganadamente me respondió, señalando nada:
—Tú haz lo que la calle te diga.
La calle me dijo, y yo llegué.
Algunos miles de años antes, Noé había navegado sin brújula, ni velas, ni timón.
El arca se dejó ir, por donde el viento le dijo, y se salvó del diluvio.
Eduardo Galeano. Los Hijos de los Días. México: Siglo XXI Editores, 2012.
Juzga ítem según el texto y la gramática normativa.
La palabra “brújula” lleva tilde porque es esdrújula.
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